Las excentricidades de las estrellas

Con la uña negra

Todo el mundo sabe que en las plantillas de cualquier equipo del mundo conviven diferentes tipos de jugadores, como si de una gran familia se tratase, cada uno de su padre y de su madre -entiéndase este binomio por economía lingüística y no por discriminación sexual-. A lo que iba: si entramos en un vestuario, podemos encontrarnos con la figura del cachondo, el callado, el optimista, el lesionado, el mandón, el protestón, el maric... y, por supuesto, nos toparemos con el fichaje estrella de turno.

Lo que no sabe la gente es el cuidado que deben tener las secretarías técnicas a la hora de fichar a estos astros del deporte. No sólo por el enorme desembolso a realizar, sino porque contratar a una estrella conlleva tener que apoquinar un peaje en forma de excentricidades. Dicho de otra manera: fichar a un 'crack' es introducir una bomba de relojería en el seno del club. Y esto no lo digo yo; la historia me da la razón.

Todo empezó en la década de los años 90 del pasado siglo, cuando el Barcelona ficha a Romario, apareciendo así la figura de la estrella fiestera. Sólo Cruyff y Luis Aragonés saben lo que es sufrir las manías de este tipo de jugador, en peligro de extinción actualmente, si no fuera por la contribución que hace nuestro Joanmanuel, aunque la academia-internado le está enderezando poco a poco. No obstante, el pívot jugoplastiko, de voz seductora, no representa fielmente los valores de la estrella fiestera, partiendo de la base de que no es una estrella.

La llegada del nuevo milenio, lejos de suponer el final de la informática, nos regaló los fichajes de tres jugadores que no podemos obviar en este particular estudio cósmico: David Beckham, Ronaldinho y Cassano. Con el astro inglés, surge la figura de la estrella-anuncio. Bien sabe Florentino lo que es pagar a un jugador que se pasa la mitad de la temporada grabando anuncios por todo el globo terráqueo. Ronaldinho sería la evolución de aquella estrella fiestera que nació con Romario a finales del siglo XX, pero con ciertos matices: 'Dinho' se pasó todo un año del gimnasio a los escenarios. El caso de Cassano merece un análisis aparte. El italiano es una mezcla de la estrella fiestera y la estrella 'comebollos', ya que a su particular forma de entrenarse hay que unir su afición por los pasteles como la Pantera Rosa y derivados.

Esta misma temporada, la Jugoplastika de Split ha conocido en primera persona las excentricidades de una estrella del deporte. Sí, amigos, hablo de Fran Calidade, que bautizaría un nuevo concepto en esta escala evolutiva: la estrella invisible. ¿Su principal característica? Desaparecer sin haber aparecido. Un jugador difícil de marcar y que es único en los bloqueos ciegos. Después de horas y horas de 'scouting', Messina se tira de los pelos -de los pocos que le quedan-. En definitiva, un avance sin parangón en el arte de fichar, que empieza a estudiarse en las escuelas de la Palmera y de Nerviontown. Se trata de una oda a la cultura china: la estratagema de 'hacer creer' elevada a la máxima potencia. ¡Viva Sun Tzu!

Pero no todo el mundo observa este fichaje con ojos de admiración.  Las malas lenguas comentan que Manuel Ruiz de Lopera y Momparlet, una vez fuera del Betis, se han hecho, presuntamente, con la mayoría del paquete de Joanmanuel, digo... del paquete accionarial del club azabache -antes morado-. Esto explicaría el frustrado fichaje de Fran, que se uniría a una amplia lista formada por Tardelli, Crosa, Griguol, Óscar López o el 'chirola' Romero, entre otros. El mal se ha apoderado de Split. Mientras tanto, la versión oficial del club es la siguiente: "Fran Calidade se ejercita en el gimnasio con Kaká".